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Mostrando entradas de marzo, 2018

El Descendimiento, Óleo sobre Tabla de Rogier van der Weyden: Pintura y Análisis.

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«Una espada te atravesará el corazón». (San Lucas 2, 35) El anciano Simeón era un hombre justo, sabio y santo, por lo mismo que Dios lo premió con el Espíritu Santo. Sucedió entonces que, el día en que María y José llevaron al niño Jesús al Templo para presentarlo al Señor, tan pronto como el anciano profeta vio al joven Mesías, lo tomó en brazos y, en un transporte de alegría, se deshizo en alabanzas hacia Él y dio mil gracias al Cielo por habernos enviado la salvación del mundo entero. María y José se hallaban admirados, como no podía ser de otra manera; y, aún en este estado, recibieron ellos también las bendiciones de aquel sabio tan amable... sin embargo, allí no concluiría este singular episodio. De pronto, Simeón se dirigió a la Virgen e, inesperadamente, le descargó aquella fatídica profecía: su corazón de madre sufriría el dolor de una espada. Muchos años después, cuando Jesús contaba ya con treinta y tres años, la profecía finalmente se cumplió: María vio cómo su Hi

Frankenstein o el Moderno Prometeo (Frankenstein; or, The Modern Prometheus), novela de Mary Shelley: Análisis y Opinión

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«Aprecio la vida, aunque sólo sea una sucesión de angustias, y la defenderé». Éste es el desesperado grito —o, mejor dicho, uno de los desesperados gritos— con que el horroroso monstruo creado por el Dr. Víctor Frankenstein le reclama a su propio creador la irresponsabilidad de la que usó al haberlo dotado de vida en un mundo cruel al cual jamás podrá pertenecer, para luego abandonarlo en él a su desventurada suerte, condenándolo así al odio y al rechazo de los seres humanos. Y, con estos mismos gritos desgarradores —los cuales prodrían traducirse fácilmente como un llamado a Dios, nuestro creador, por habernos destinado, en nuestra fragilidad, a padecer de forma inevitable inmenso sufrimiento y dolor—, es que nace una leyenda por medio de la pluma de su escritora... o, dicho de otro modo, por medio de la mano de ‘su creadora’. Son incontables las adaptaciones, referencias, inspiraciones y todo tipo de derivados que han surgido de esta mítica obra que Maria Shelley, al igual qu

Soneto a Cristo Crucificado: Poema y Análisis

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«No me mueve, mi Dios, para quererte...». La sinceridad y el amor que se dibujan sólo en las once sílabas iniciales de este hermoso poema son suficientes para trazar, ya desde un primer momento, la senda por la que discurrirán los siguientes versos. Sí, estas palabras han sido escritas por un enamorado, un amante que no duda en exclamar que, para querer a su ser tan amado, no busca razones en lo común, en lo simple o en lo cotidiano, sino que su amor va mucho más allá y está dispuesto a declararlo. ¡Qué mejor forma de hacerlo que a través de un soneto! Sin embargo, pronto nos damos cuenta de que esta declaración de amor no está hecha para el mundo: no somos nosotros a quienes el escritor quiere contar su amoroso sentimiento ni aquellos ante los que quiere dar una mera percepción de don Juan; antes, dedica sus íntimas palabras a alguien específico. Es así que, haciendo uso magistral de la segunda persona, nos relega al grado de simples espectadores o confidentes de esa declama

El Hombre que Inventó la Navidad, película de Bharat Nalluri: Análisis y Opinión

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«Ninguna persona que alivie el pesar de otro es inútil en este mundo». Ciertamente, frases como ésta nos recuerdan la importancia y el valor que debemos apreciar en cada ser humano; sin embargo, más allá de ello, dejan traslucir con claridad el bondadoso espíritu que poseía para con todos aquel que las pronunciaba: el deslumbrante escritor Charles Dickens. Deben de ser pocas personas —o, quizás, ninguna— aquellas que no conozcan la historia que este gran hombre, filántropo y liberal, encapsuló en tan sólo veintiocho mil palabras (teniendo en cuenta que un libro de cincuenta mil palabras se considera ya como ‘lectura ligera’); aquella misma historia que, a pesar de su corto tamaño, nos enseña no sólo cuán trivial es el dinero, sino, sobre todo, que de nada sirve tenerlo a costa del bien de los demás y de nuestra propia felicidad. Con esto, me refiero obviamente a  «Canción de Navidad »  (A Christmas Carol) , obra más famosa de Dickens y en la que, curiosamente, nos exhibe como p

Coco, película de Lee Unkrich: Análisis y Opinión

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«Recuérdame, hoy me tengo que ir mi amor. Recuérdame, no llores por favor». Con estos hermosos versos se despidió de Coco su bohemio papá, antes de partir en busca de su sueño: convertirse en músico. Sin embargo, para poder lograrlo, se vio obligado a dejar atrás su pueblo, Santa Cecilia, y, con él,  a su amada familia, o sea, su esposa y su pequeña niña; a quienes no le quedó más remedio que superar su partida, algo que, a fin de cuentas, resultaría conveniente, puesto que no volverían a verlo nunca más en su vida. No obstante, con aquel objetivo puesto en la mira, la señora Imelda, despechada, no sólo le arrancaría la cabeza a su marido en el retrato familiar, sino que además tomaría una decisión bastante drástica, una decisión que, incluso, marcaría el destino de las generaciones venideras: prohibió la música en su familia... y no sólo eso, sino que buscó reemplazarla por el oficio de zapatería, una profesión mucho más estable, sedentaria y familiar que aquella deleznable